El uso de las células madre de las uvas en los tratamientos faciales se ve incrementado día a día, es antioxidante, astringente y bactericida. La vorágine en el avance de la tecnología, en lo que respeta a los tratamientos de belleza, no para de sorprendernos. A las terapias poco o no invasivas se suman novedades, que tuvieron su origen en los laboratorios del mundo y siempre a favor de la estética.
La implementación de las células madre de uva es novedosa, a partir de ella se lograron obtener tres células madre vegetales distintos, una de ellos es la de la manzana, otra es la de la uva y otra es la de la rosa alpina. Las células madre del fruto de la vid ofrecen propiedades que llegan a superar a las de los otros vegetales. Las tres células vegetales que se obtienen por esta tecnología ofrecen las mismas características, brindan vitalidad a la piel, a las células madre de la piel, que se encuentran en la capa basal y establecen de un 2 a un 7% de células madre en ese órgano. Como se encuentran en cantidades mínimas, hay que protegerlas.
Las tres tecnologías son muy útiles para proteger, revitalizar y regenerar, pero las células madre de la uva además ofrecen otra función más que no tienen las otras dos, ni las de la manzana ni las de la rosa alpina, proteger a las células madre de la capa basal piel de los daños que puede causar la radiación ultravioleta.
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