En cuanto te vuelves controlado, demasiado controlado, no permites que la vida te acontezca. Tienes demasiadas condiciones y la vida no puede realizar ninguna.
La vida te sucede únicamente cuando la aceptas de manera incondicional; cuando estas dispuesto a darle la bienvenida sin importar la forma en que aparezca y que adopte. Pero una persona que tiene demasiado control siempre le pide a la vida que llegue de una forma determinada, cumpliendo ciertas condiciones... y la vida ni se molesta; pasa de largo junto a esa gente, que permanece casi muerta, vegetando.
Cuanto antes rompas el confinamiento del control, mejor, porque todo control procede de la mente. Y tu eres más grande que la mente. De modo que una pequeña parte intenta dominar, dictar. La vida sigue moviéndose y te deja atrás, y entonces te frustras. La lógica de la mente es tal que os dice: «Mira, no lo controlastes bien, por eso lo perdistes, así que controla más».
La verdad es justo lo opuesto: las personas se pierden cosas porque controlan demasiado. Se como un río salvaje, y mucho, mucho de lo que ni siquiera eres capaz de soñar, de imaginar, de esperar, te estará disponible a la vuelta de la esquina. Pero abre la mano; no sigas llevando la vida de un puño, porque esa es la vida del control. Lleva la vida de una mano abierta. Tienes disponible todo el cielo, no te conformes con menos.
Osho
Fotografía: Erik Almas
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