El gran compañero del hombre

Los perros, animales de compañía, no solo incrementan la autoestima, reducen la ansiedad y la agresividad de sus dueños, sino que además se comportan y responden como si tuvieran una especie de telepatía.
Los mejores amigos del hombre, son fieles e inteligentes, y también destacan respecto de los gatos caseros, en relación a factores como la domesticación, los lazos afectivos, el entendimiento, la capacidad de resolver problemas, su adaptabilidad al entorno y su utilidad para las personas, según aseguran tanto los estudios científicos como los felices propietarios.
Los animales de compañía, en realidad hacen mucho más que acompañar a las personas: incrementan la autoestima, reducen la ansiedad, entre otros efectos positivos de los que cada vez se tienen más pruebas, donde se beneficia especialmente la gente mayor, los niños y los discapacitados.
A algunas mascotas sólo les falta hablar, así lo aseguran algunos conocedores de las capacidades caninas, de momento no pueden comunicarse en forma verbal, quizá en cambio dispongan de otra capacidad tanto o más prodigiosa, como la de leer la mente, de acuerdo a una reciente investigación americana.
¿Cómo aprenden los perros a pedir comida a sus amos?.
¿Por qué se comportan mal cuando sus propietarios no les miran como si pretendieran llamar su atención?.
¿Aprenden de la experiencia y responden a las señales ambientales, la presencia o ausencia de ciertos estímulos?.
La forma en que los perros responden a la atención que sus dueños les prestan se debe a una combinación de señales específicas, del contexto y de experiencia previa.
Han identificado en el perro doméstico una gama de comportamientos sociales parecidos a los humanos, inclusive su capacidad para responder al lenguaje corporal humano, las órdenes verbales y los estados de atención de las personas con las que interactúan.
Estos resultados fueron comprobados por efectuaron dos experimentos que comparaban el rendimiento entre perros domésticos, perros pastores y lobos y los ponían en la situación de pedir comida a una persona atenta o a alguien que el animal no podía ver, para averiguar  si su entorno o su especie (perro o lobo), influían en su rendimiento.
Se descubrió que los lobos y perros domésticos son capaces de pedir comida acercándose a los humanos atentos, y que las dos especies pueden mejorar rápidamente su desempeño con la práctica.
Los perros caseros fueron más sensibles, en relación con los estímulos predecibles en los seres humanos atentos. Los animales menos expuestos de forma regular a los seres humanos actuaron de una manera más incorrecta a la hora de pedir comida.
Esto sugiere que la habilidad de los perros para seguir las acciones humanas se debe a la voluntad de aceptar a los seres humanos como compañeros sociales, en combinación con una capacidad para seguir las extremidades y las acciones de las personas para recibir confirmación.

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