Jaime Jaramillo, autor de Te amo… pero soy feliz sin ti, asegura que “el amor es un arte divino que te libera mientras el apego te encarcela y te hace sufrir”. En esta entrevista da detalles de por qué hace tal sentencia.
¿Por qué el apego es para usted “el peor de los vicios”?
“Si miras, nos han enseñado a tener miedo, a depender emocionalmente de los demás. Cuando depositas tu felicidad en el exterior, en una persona por ejemplo, y ésta te abandona, te es infiel, no hace lo que tu esperas que haga, se muere o desaparece, o pierdes tu fuente de placer material, te apegas y eliges inconscientemente sufrir.
“A través de la vida, el amante secreto que todos hemos tenido es el miedo, el miedo te paraliza, no te deja pensar, por miedo a la soledad, a explorar, a cambiar, una persona se apega a cualquier cosa o persona, sacrifica lo que es, y tu puedes dejar de ser lo que eres por no perderla.
“Cuando tu sacrificas y dejas de ser lo que eres por complacer a quien quizás ni siquiera es feliz, fácilmente encuentras el camino del sufrimiento, la angustia y la depresión al final”.
¿Por qué se prefiere elegir el camino al apego que aprender a entenderse uno mismo?
“Por la inconsciencia, todo el sufrimiento humano está en el ego. El ego es el que nos hace sufrir; yo he encontrado, trabajando con todo tipo de seres humanos por el mundo entero: cárceles de máxima seguridad, China, India, Paquistán, Colombia, con los más santos, los más pobres, que el 95 por ciento de todos los seres humanos del planeta tierra se tiran su vida buscando por todos los medios cómo impresionar a los demás, buscando la aprobación, el reconocimiento, el qué dirán. Y la vida que está llena de alegría, de paz, de emoción, de cambio, pasa por un lado y la desperdician. Por miedo a perder la comodidad dejan de ser lo que eran”.
¿Cuáles considera son los apegos más comunes en esta época?
“Son tres. El afectivo, que es el que la gente más usa porque por no estar solo y temer a la soledad, eliges a alguien que tal vez ni siquiera te gusta y conviertes un sapo en un príncipe azul.
“Muchas veces uno entra en una relación pensando ‘prefiero vivir una vida así, con cualquier cosa al lado, que ir a un teatro o a comer solo, porque nos han programado un miedo a la soledad, y ésta es exótica, es extravagante, natural, en ella encuentras la paz de tu corazón, pero estamos programados a llenar ese vacío con la bulla del exterior.
“Otro es el apego material; estamos programados a tener, no a ser, todo es tener, tener, tener, y esto es antinatural. Primero soy, redescubro mi vida y encuentro la paz interior y el amor, luego hago y comparto eso y finalmente eso traerá abundancia material, espiritual y social; pero no primero tengo, luego hago y luego soy, es al revés.
“Y por último, el apego ideológico, es decir, el apego a creencias, por las que a veces la gente se mata, como en el Medio Oriente, se matan por defender a un Dios que para todos es el mismo.
“Todos los apegos se basan en el miedo. Pero cuando enfrentas ese fantasma, el miedo que es cobarde desaparece, pero si no lo enfrentas, siempre vas a sufrir”.
¿Todos nacemos felices y conforme pasa el tiempo vamos creando el miedo?
“Hay un miedo que es útil para protegerte e impulsarte; suponiendo que ves una culebra venenosa al lado de tu asiento, no te vas a sentar ahí, tu saltas. Pero deja de ser bueno cuando le das al miedo tiempo y espacio en tu corazón.
“Por ejemplo, la tristeza no es mala, es un indicador de emoción, de que lo que estás haciendo está mal hecho, y que te tienes que cuestionar, porque si no cuestionas tu creencia y la cambias, te puede dar una depresión y te revienta.
“La alegría no es mala, pero si la guardas y siempre la quieres tener nace el apego, pues tienes tanto miedo de perder la alegría que sufres, y el dolor no es malo, es otro indicador de lo que estás haciendo contra tu cuerpo, tu mente o tu espíritu que te está haciendo sufrir.
“Por eso es importante ver a las emociones como indicadores. Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios pensamientos.
“Todo lo que piensas viene de un sistema de creencias, cuando cuestionas la creencia y te das cuenta que la puedes cambiar, ésta cambia y cambia tu forma de pensar, de sentir, de experimentar. Cambias tu vida”.
¿Todas las emociones habría que tomarlas como experiencia de vida?
“Lo primero que hay que hacer es observar las emociones, porque si las reprimes, por algún lado explotan violentamente.
“El primer paso para obtener experiencia es auto observarte en silencio, y si lo haces te conoces a ti misma, te permites el conocimiento de ti mismo, ese el camino a la liberación interior.
“Si ubicas una creencia que te hace sufrir, lo que hay que hacer es cuestionarla y cambiarla”.
¿Por qué el silencio es importante?
“Cuando aquietas tu mente y accedes a ese espacio sagrado, tu mundo interior, ves grandes dones, cualidades y talentos naturales que te van a dar luz y las herramientas para desenmascarar esos miedos y esas creencias que te están perturbando. El silencio facilita que el amor entre a tu corazón”.
¿Cuáles serían algunas herramientas sencillas para empezar a dejar de ser víctimas del apego?
“El silencio, que permite la auto observación; la meditación, que implica aprender a respirar; la visualización creativa, que se trata de concentrar tu energía en lo que quieres ser y no en las cosas negativas que has sufrido o en lo que has perdido, sino en lo que quieres ser, si te concentras en la pérdida, esta crece, se expande y te destruye; realizar ejercicio físico diario, mínimo 40 minutos; y por último, practicar el servicio incondicional, es decir, dar sin esperar recibir, porque si estás estás dando y nadie te paga, estás triste”.
¿Cómo empezar a servir a los demás?
“Dale a tu papá, a tu vecina, a tu abuela, a tu amigo, al señor de la calle, al empleado de tu oficina, a cualquier persona, dale lo mejor de ti: una sonrisa, un abrazo, no importa a quién, lo importante es dar”.
¿Cómo resumiría su filosofía de vida?
“Es muy simple, no es de actitud mental, no es de positivismo, es despertar conciencia. Cuando despiertas de tu inconsciencia, ya no sufres, la espiritualidad, por ejemplo, para mi no es ir a una iglesia, o a un monasterio, sino cuando no dejas a nadie ni a nada el poder de perturbarte.
“Nunca, nunca jamás dejes de soñar y si vuelas con alas prestadas, tarde o temprano te darás contra el piso”.
Para contactar a Jaime Jaramillo
momentum@papajaime.com
Fuente reforma.com
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