Soy profundamente optimista frente al inicio de una nueva etapa, o "fin del mundo" como le denominan algunos. Este fin del mundo, es como el fin de año en el colegio, o la universidad, donde se termina una etapa para comenzar otra, y con el propósito de que la venidera sea mucho mejor.
Estoy consciente de igual forma, que estamos en un proceso complicado de la tierra y humanidad. Los cambios climáticos, los agitamientos sociales, las enfermedades, las catástrofes cada vez más seguidas. Sin embargo, para que haya un verdadero orden global, es necesario el caos. Es como cuando haces una fiesta en casa, y al otro día hay que hacer limpieza a fondo. Es muy similiar, nuestro planeta requiere un cambio radical, que parte básicamente por el cambio de los seres humanos, su organización y su actuar.
Como casi todos sabemos, hemos hecho un enorme daño a todos los reinos y planos: Al reino animal, al vegetal, al mineral, y a todo el planeta en su conjunto. Hemos topado fondo. Por eso llegó el momento del cambio. Y créame, lo he esperado con ansias. Me causa alegría y optimismo saber que todo tiene que mejorar, por un orden natural y universal. Soy de los que están a favor de la construcción y evolución. Soy de los que desean un mundo donde se respeten los animales, los árboles y el bien común. Soy de aquellos que sueñan con gobernantes sabios y justos. Soy de esos hombres que gozan con el orden, la limpieza, y la belleza. Soy de esos que vibran con el baile, la música y el canto, que elevan las emociones. Soy de aquellos que tratan de acercarse a Dios en todo lugar, no solo en las iglesias. Soy de esos que ríen incluso en las dolencias. Por eso me siento plenamente optimista frente al "Inicio del nuevo mundo", y a la despedida del "viejo".
Alejandro Zavala
Fotografía: Glen Wexler
0 comentarios:
Publicar un comentario