Queremos cambiar el mundo para no tener tiempo en ocuparnos de cambiar ni un ápice de lo que desde hace tiempo sabemos que hemos de cambiar en nosotros mismos. Transferir a la película “cambiar el mundo” lo que hemos de cambiar en nosotros mismos es el antoengaño cotidiano, un autochantaje, una traslación afuera lo que debería haberse hecho dentro.
Entonces: ¿Vamos a seguir criticando a los “políticos parásitos” o plegaremos nuestra silla de ruedas y echaremos a andar? Como siempre, la vida es lo único y más precioso que tenemos (con permiso de los budistas), a nosotros nos toca hacer de ella una aventura intensa y divertida o buscar otro refugio, …otra coartada.
Por cierto, ¿realmente necesitan otra coartada para seguir criticando y mirando a otro lado, o se deciden a actuar? Pienso que el tiempo que perdemos criticando podríamos emplearlo en actuar.
Juan Trigo en Crisiseconómica2010
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