Este es un cuento que alguna vez me enseño mi padre, y que sin duda fue una gran lección en mi vida:
El Ciego.
Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
¡POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO!.
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
¡Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras!.
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
¡HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA!.
A veces tenemos que cambiar nuestra estrategia para conseguir lo que queremos
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