Producir sonidos con una flauta de bambú es una forma muy antigua de meditar que realizaban los monjes chinos.
Pitágoras aconsejaba cantar y tocar un instrumento musical todos los días para evitar las emociones negativas, y Aristóteles empleaba el sonido de la flauta para originar fuertes emociones en las personas reprimidas.
El simple hecho de concentrarse para reproducir sonidos con un instrumento de viento es en sí mismo una manera de meditación, el nervio auditivo conecta el oído interno con los músculos del cuerpo a través del sistema nervioso autónomo, y por esto es que el sonido y la vibración intervienen en la flexibilidad, la fuerza y el tono muscular.
Esta forma de meditar es un ejercicio respiratorio significativo que impulsa a la tranquilidad, al soplar, la persona está obligada a ingresar más cantidad de aire puro en el organismo.
El sonido calma él sistema nervioso e induce a estados de paz mental y concentración. Cuando se tocan instrumentos de viento no piensan en los problemas, debido a que toda la energía está concentrada en esa acción, lo que causa una gran sensación de bienestar.
El meditar antes de ir a dormir colabora a mejorar el estado de ánimo negativo, cambia el ritmo respiratorio y provoca que la mente se calme y se prepare para tener un sueño reconfortante.
La caña de bambú puede sustituirse por un sikus (un instrumento como una doble hilera de cañas unidas y adornadas con lanas de colores) o por otros instrumentos de viento.
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