El deseo de riqueza está presente en muchas personas y es algo positivo porque con dinero nuestra vida se vuelve más sencilla y tenemos la oportunidad de gozar de muchas satisfacciones, sin embargo notamos diferencias marcadas respecto a la prosperidad de las personas, hay quienes tienen de sobra y son multimillonarios, luego vienen otros millonarios con menor nivel, enseguida hay personas con buenos ingresos, clase media, personas pobres e indigentes, esta clasificación es arbitraria, lo más importante es destacar porque se marcan esas enormes diferencias, ¿cuáles son las diferencias significativas que hacen que una persona sea próspera y otra no?
La respuesta está en las ideas que prevalecen en su interior y no es tanto una cuestión de inteligencia y habilidades extraordinarias, por supuesto que no se puede decir que estos factores no ayudan, claro que no, pero queda claro que hay otros aspectos más determinantes, a esto se le llama valor interno, la convicción propia, la fe en lo que se es, esto es fácil demostrarlo, a veces nos encontramos con artistas que hacen trabajos en poco tiempo y con criterios un poco ortodoxos y discutibles si se quieren y venden sus trabajos en miles o millones, mientras otros que se puede considerar que tienen un talento exquisito apenas están ajustando su renta, suena extraño, contradictorio, pero la vida funciona en base a energía.
Observe lo interesante del ejemplo anterior, usted puede tener una capacidad extraordinaria en su campo, pero si no está convencido que en realidad ese potencial vale millones entonces no tendrá la energía para crear las condiciones de negocios que le den una verdadera prosperidad, de esa forma seguirá en un ambiente de personas que solo están dispuestas a ofrecerle un pago irrisorio por su trabajo, no son los demás, es usted mismo, en la medida en que cambie de ideas, entonces surgirán nuevos clientes o la condición de los anteriores también cambiará.
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