La Abrazoterapia, al igual que la risa y la música es una más de las muchas herramientas, que la sabiduría de la Naturaleza nos ha regalado y a la que nosotros, en nuestro afán de perfeccionismo inalcanzable, nos hemos dedicado a través de muchos años de férreo entrenamiento a contaminar, desvirtuar y hasta casi por ultimo aniquilar.
A través de la "educación", venimos desde hace siglos destruyendo, este simple y poderoso acto atávico, natural y espontáneo, que es el abrazo.
¿En qué se basa la Abrazoterapia?
El fundamento científico del alto poder terapéutico del abrazo, queda marcadamente de manifiesto en el gesto de la madre cuando toma a su hijo y, al igual que en el alumbramiento o cuando le amamanta, su cerebro se encuentra segregando la maravillosa hormona de la oxitocina, conocida por ser la hormona del "apego". Gracias a ella, el bebe se siente unido a su madre y resguardado de todo peligro.
Pero todavía hay más, en el acto del abrazo no solamente actúa la oxitocina, sino que también, el abrazo activa en el cerebro la liberación de serotonina y dopamina, por lo que resulta fácilmente entendible la razón por la que experimentamos una maravillosa sensación de bienestar, sedación, armonía y plenitud en el momento del abrazo.
¡Recuperemos el poder terapéutico del abrazo!
Sin embargo y a pesar de estas maravillosas razones fisiológicas, cuando hablo de Abrazoterapia, anhelo humildemente ir aún más allá.
Lo hago pensando en los abrazos como herramientas fundamentales del lenguaje no verbal.
Este maravilloso lenguaje que no conoce de idiomas, que comunica desde la diversidad y sin distinciones, con una alta eficacia las emociones que experimenta nuestro cuerpo y, que nuestros sentimientos quieren transmitir.
"Un abrazo expresa más que 1.000 palabras"
Probada está la utilidad de los abrazos en todas aquellas situaciones en que sobran las palabras o no logramos encontrar las adecuadas.
Los abrazos que desconocen los límites del tiempo y el espacio. No tienen plazo de caducidad, pues basta con cerrar los ojos y mirar en el cajón de los recuerdos, para evocar "aquel" maravilloso momento, y así poder revivir plenamente la sensación del abrazo auténtico.
Con abrazos se tejen abrigos para el alma
¿Abrazo auténtico? ¿O mejor debería llamarlo simplemente abrazo, a secas?
Los abrazos son abrazos y los otros son pseudos abrazos, abrazos impostores que pretenden confundirnos invistiéndose de tales y no quedan más que en el frío y descarnado remedo del acto de estirar y ceñir con los brazos.
Esos no merecen ser llamados abrazos.
Esos no han nacido del corazón y, por lo tanto no están transmitiendo su mensaje.
Resulta altamente interesante, la paradojal situación de que para abrazar, no hacen falta brazos; es posible abrazar con la palabra, con la mirada, con un perfume, una melodía y es posible también abrazar/se a las esquivas olas del mar, a la caricia del viento, la tibieza del sol, la dureza de la piedra o a la sabia del árbol...
Toda la naturaleza se encuentra ávida de ser abrazada y dispuesta permanentemente a prodigarse a nosotros en un abrazo integrador en sintonía con el Universo.
Es por ello que me refiero al abrazo de forma literal, pero también y fundamentalmente de manera metafórica.
El abrazo más que una aptitud es una actitud, una posición frente a la vida.
Podría decirse que estamos refiriéndonos a una forma de ver, a una filosofía de vida.
Es el preguntarnos: de qué forma me estoy relacionando conmigo mism@ y por lo tanto, de qué forma estoy relacionándome con el mundo.
Cuál es mi percepción de la vida...
Porque implica también la responsabilidad de asumirnos como co-creadores de nuestra realidad. En todo momento.
¿En qué nos puede ayudar la Abrazoterapia?
Los Abrazos, dicho así a secas pero con mayúscula, son fácilmente reconocibles ya que sus beneficios son inmediatos:
- Nos rescatan de la soledad y el aislamiento. No estamos solos, no somos el centro del Universo. Somos el Universo.
- Guían el auto conocimiento potenciando la autoestima.
- Facilitan los desbloqueos físicos y emocionales.
- Nos permiten vivenciar la integración de cuerpo, mente y emociones.
- Nos ejercitan en la empatía.
- Nos sitúan plenamente en el Aquí y el Ahora.
- Favorecen la comunicación afectiva con nosotros y con el otro.
- Estimulan la gratitud.
- Despiertan la creatividad.
- Impulsan a una actitud pro-activa en la vida.
- Conectan con la intuición.
- Favorecen el entrenamiento de respuestas asertivas.
- Devuelven la ilusión, la alegría y el buen humor, puesto que la risa es su fiel compañera.
- Le brinda reconocimiento y protección a nuestro "niño interior".
- Potencia la resiliencia.
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